¿Qué es el cuerpo? Podríamos decir que el cuerpo físico es el contenedor no sólo de todos nuestros órganos, también de nuestra mente, nuestras emociones y nuestra alma. ¿Cómo es tu conciencia corporal?
A través de nuestro cuerpo interactuamos con la realidad, con otras personas y seres, percibimos sensaciones y manifestamos nuestras emociones.
El cuerpo es un vehículo tan complejo, desde su capacidad para transformar la comida en nutrientes, regenerarse, curarse, así como la ventana desde la cual saboreamos el placer.
Sin embargo, aún sigue siendo objeto de muchos tabúes. Sigue leyendo hasta al final.
Cuerpo censurado y desaprobado
Hemos crecido en una sociedad en la que nuestro cuerpo ha sido censurado y desaprobado; se nos han impuesto estándares de occidente, a modo de enemistarnos con nuestro cuerpo, de avergonzarnos, de rechazar la diversidad corporal que habita en el mundo.
Se nos ha dicho que la belleza se reduce sólo a la proporción, la simetría y la perfección, pero una montaña escarpada, el loto que florece en el fango, las distintas tonalidades de verde que viste la selva nos recuerdan que la belleza está llena de ‘imperfecciones’ y asimetrías.
Como mujeres, la conexión con la Madre Tierra y sus ciclos es inherente, el sedentarismo, la mala alimentación, la pérdida de la interacción con la naturaleza ha hecho que nuestros ciclos se desfasen y la sensibilidad de adormezca.
Por ello es importante recuperar primero la comunicación con nuestro cuerpo para reestablecer la coherencia entre lo físico, la mente y nuestras emociones.
Las funciones de nuestro organismo están reguladas por el cerebro, aquí ocurre la coherencia entre el cuerpo y la mente, es decir, el cerebro activará mecanismos de acuerdo con la información que obtiene del cuerpo.
De todo a lo que el cerebro da más importancia es a la cara, las manos y la curvatura del cuerpo. Por ejemplo, el cerebro asocia el ceño fruncido a una emoción de enojo, por lo tanto, cuando hago esa expresión, aún sin estar molesta, mi cerebro activará los mecanismos del enojo poniéndome en un estado de alerta.
Una postura encorvada se asocia con la tristeza o el dolor, cuando paso horas frente a mi computadora en esta posición, mi cerebro comenzará a activar los mecanismos propios de la tristeza que derivará en cansancio.
De igual forma, cuando esbozamos una sonrisa, el cerebro activará los mecanismos de la alegría, volviéndonos más creativas y aumentando nuestra capacidad cognitiva.
El cerebro siempre buscará la coherencia entre las expresiones físicas y las emociones.
Para saber cómo está nuestro cuerpo es necesario aprender a observarlo, las emociones se reflejan siempre en alguna parte del cuerpo, por ejemplo, cuando estoy nerviosa siento un nudo en el estómago, etc.
Cuando sientas una emoción, para un momento y trata de localizarla, ¿Dónde la ubicas? ¿Cómo sientes tu cuerpo en ese momento?
Aprendendo a tocar y escuchar nuestro cuerpo
Observarse detenidamente nos dará una mayor capacidad de discernir nuestras emociones y poder manejarlas con más conciencia.
La respiración también juega un papel importante en el manejo de las emociones, la memoria y la atención.
Recordemos que cuando inhalamos por la nariz profundamente oxigenamos nuestro cerebro, activando la memoria y la retención, así como una exhalación prolongada actúa como analgésico en casos de dolor crónico.
Nuestro cuerpo es el instrumento con el que suena nuestra vida, pero necesitamos aprender a tocarlo y escucharlo.
El cuerpo de la Madre Tierra atraviesa por diversos ciclos, como las estaciones, las mareas, las migraciones, entre otros; desde la antigüedad el ciclo de las mujeres ha estado estrechamente ligado a las fases lunares.
Hoy en día la luz artificial afecta el ritmo natural femenino, hace que la sensibilidad y ritmo biológico se confunda, generando ciclos irregulares.
La influencia de la luna
Conocer la influencia de la luna en nuestro estado anímico y hormonal nos permitirá conocer mejor nuestro cuerpo y aprovechar las etapas que vivimos cada mes.
Luna creciente
Pre-ovulación (Primavera)→Esta fase es como la adolescencia.
Es una fase donde la vitalidad está en su máximo.
Tenemos mucha actividad y una gran capacidad de planificación, por lo tanto estamos más concentradas y somos más analíticas.
Es un buen momento para echar a andar nuevos proyectos, iniciar un emprendimiento, etc.
Durante esta etapa solemos tener una vida social más activa, inquietud por salir y sentir que necesitamos menos descanso.
Luna llena
Ovulación (Verano)→Esta fase es como una mujer en edad fértil.
Es una fase también de mucha energía y vitalidad.
Nuestro cuerpo se está preparando para gestar una nueva vida, por lo que es una etapa fértil en todos los aspectos: personal, laboral, familiar.
Es un buen momento para materializar todo lo que hemos planeado en la etapa anterior.
Las hormonas en esta fase hacen que nuestro cuerpo se redondee y nos sentimos más atractivas, seguras de nosotras mismas, también hay un mayor impulso sexual.
Es una etapa expresiva, sociable y empática.
Luna menguante
Premenstruación (Otoño)→Esta fase es como una mujer adulta.
Es una fase donde la energía y la actividad física comienza a bajar, también disminuye la capacidad de concentración y la memoria.
En esta etapa hay más orientación hacia el interior, es un momento idóneo para ejecutar nuestros planes con toda la experiencia e inspiración que habita en nosotras.
Nuestro cuerpo se está preparando para desprenderse del endometrio y puede llegar a sentirse decaído y melancólico.
Luna nueva
Menstruación (Invierno)→Esta fase es como una anciana.
Es una fase de total introspección, silencio y soledad, queremos estar más tranquilas e interactuar menos.
Nuestro cuerpo está mucho más sensible y consciente, es el punto más alto de la intuición. Es un momento idóneo para meditar y soltar lo que ya no queramos cargar.
Naturalmente nuestro cuerpo buscará reciclar energía por la pérdida de sangre, por lo que el descanso será primordial para reponer la vitalidad con la que reiniciaremos.
Por Elizabeth García